Gracias SEÑORA

Gracias Señora,

El sábado al mediodia mi hijo llegó del partido de fútbol abatido y enfadado. Pensaba que habia sido por el resultado, pero resulta que había perdido el móvil.

Esta era la cuarta vez que se quedaba sin móvil desde que le regalamos uno por primera vez. Algunos por robo (esto es algo que lamentablemente tenemos en la calle) y pérdidas, no obstante lo vimos tan enfadado consigo mismo, que optamos por no reprenderle.

Me puse a llamar a YOIGO para anular la tarjeta SIM, ya que por experiencias anteriores me he encontrado con que la/s persona/s que se lo habían encontrado, lo habían usado para llamar a todos los colegas habidos y por haber.

En fin que lo anulé.

Ya pasamos el resto del sábado con el rollo de que si, vaya que el móvil era nuevo, que me acababa de comprar la tarjeta de memoria, para tener mas capacidad de canciones, que si tengo todos mis amigos en la lista de contactos, que si no lo entiendo, que si lo llevaba en el bolsillo, que si patatin y patatan.

Total que hacia las 8 de la tarde me llamó a mi movil una Señora mayor, muy amable con una voz muy dulce, para preguntarme si conocia a alguien que hubiera perdido un movil aquel dia. Me hizo una ilusion tremenda, la llamada; Le dije si, si, es mi hijo que lo ha perdido en los Ferrocarriles Catalanes. Me pidió que identificara el móvil, y una vez lo hice me dijo de quedar al dia siguiente, domingo, en un lugar céntrico de Barcelona, para devolvermelo. Se lo agradecí enormemente y quedamos a las 5:30 en el Centro de Barcelona.

Cuando iba de camino para el punto de encuentro, pensaba en que tenía que hacer; es decir a parte de agradecerselo tenía que darle algo de dinero por las molestias, se podía molestar si lo hacía, en fin que no sabía que hacer. En último momento pensé en dejarme llevar por la situación cuando se produjera el encuentro.

A los pocos minutos de llegar, nos llamamos al móvil para reconocernos y era una Señora tan o mas amable que por teléfono. Muy elegante, con un semblante sereno, y después de conversar unos minutos, me devolvió el móvil. Le pregunté si podía invitarla a un café y me dijo que no, que había quedado con una amiga, y tenía prisa.

No supe que hacer y le di dos besos; No caí en preguntarle su nombre, pero me alegré mucho de que aun hayan personas bondadosas, y de gran corazón.

Muchas gracias Señora Anónima.